CésarA veces es bien cierto eso de que donde más se aprende es la cafetería... O por lo menos es la impresión que me quedó después de pasar un par de horas charlando de casi todo, entre amigos, después de la divertida clase con Javier. Me decido a escribir estas reflexiones, para que quede constancia de algo de lo que allí se pensó, y también para que puedan participar del asunto los que no estaban con nosotros.
Entre los diversos temas que estuvimos tocando, me interesan particularmente tres asuntos. En primer lugar, el papel crucial de los expertos en nuestra sociedad como gestores de la tecnología (y la importancia creciente de las instituciones asociadas a ellos). En segundo lugar, la reflexión sobre los límites de la tecnología y su carácter político. Y, en tercer lugar (pero probablemente como punto más importante) el modo en que la tecnología es reconfigurada por sus usuarios, que lejos de ser receptores pasivos de la misma, lo que hacen es apropiarse de sus posibilidades y modelarla de acuerdo con sus propios intereses. Y, por último, dado el carácter de nuestro curso de doctorado, pienso que es importante establecer alguna conexión entre estas reflexiones y el mundo digital. A ver lo que me sale.
Iván Illich y la tecnologíaPara empezar, me parecen especialmente interesantes en relación con estos asuntos las reflexiones de Iván Illich (que tienen más de treinta años, en algunos casos).Las podéis encontrar en la página web
www.ivanillich.org/Principal.htm Aquí se recogen algunos de los escritos en los que Illich piensa sobre los límites de la tecnología, y también sobre el carácter político de la misma. La pregunta esencial es ¿qué tipo de tecnología permite la participación democrática de las personas en sus propias vidas? A mí me parece especialmente interesante el texto sobre "Energía y equidad", del cual estuvimos hablando un poco el viernes. A ver qué os parece. En estos textos se realiza una demoledora crítica de las instituciones que gestionan el poder tecno-científico y que regulan nuestras vidas. En otro de sus libros "La convivencialidad", Illich plantea una alternativa a este modelo, defendiendo la utilización de tecnologías "convivenciales" . Cito textualmente: "Bajo convivencialidad entiendo lo inverso a la productividad industrial (...) La convivencialidad es la libertad individual, realizada dentro del proceso de producción, en el seno de una sociedad equipada con herramientas eficaces". Y unas páginas más allá: "La herramienta es convivencial en la medida en que cada uno puede utilizarla sin dificultad, tan frecuente o raramente como él lo desee, para los fines que él mismo determine. El uso que cada cual haga de ella no invade la libertad del otro para hacer lo mismo. Nadie necesita de un diploma para tener el derecho de usarla a voluntad; se lo puede tomar o no. Entre el hombre y el mundo ella es un conductor de sentido, un traductor de intencionalidad".
Internet, ¿una tecnología convivencial?Está claro que tecnologías como la de las centrales nucleares que nos proporcionan electricidad, la de los aviones a reacción que nos llevan a América o la de los automóviles de los cuales dependemos para movernos de casa al trabajo, son todo lo contrario a la convivencialidad. El usuario no puede elegir, en general, prescindir de estas herramientas, porque la propia arquitectura de nuestra sociedad (el código, como diría Lessig)hace necesario el uso de ciertas tecnologías. Además, estas herramientas son opacas. No sabemos cómo funcionan y necesitamos de expertos titulados dotados de un poder especial para repararlas (y a veces incluso para utilizarlas). ¿Qué es lo que queda en manos del usuario, salvo apretar los botones de una caja negra de la cual es impensable prescindir?
Otras tecnologías, en cambio, sí que son convivenciales. Illich pone como ejemplos el teléfono, las bibliotecas o los sistemas de comunicaciones propios de sociedades tradicionales. Yo sostengo que Internet es, en todos los sentidos, una herramienta convivencial. Y mi preocupación es que los cambios que se están realizando sobre su arquitectura (para adaptar Internet al comercio y para hacer su espacio más controlable bajo diferentes pretextos) conviertan lo que nació siendo un espacio de libertad convivencial en una red centralizada y gestionada por expertos.
¿Tienen política los artefactos?Lo cierto es que debo confesar que no tengo una formación rigurosa en sociología de la técnica, y que si estoy lanzando algunas referencias es, más que nada, porque me he tropezado con estos textos, y me han resultado muy estimulantes. Uno de los autores que he encontrado de esta manera, y que os recomiendo, es Langdon Winner. Tiene un libro publicado en Gedisa, "La ballena y el reactor", del cual he encontrado una reseña en Internet, en
http://www.scottlondon.com/reviews/winner.htmlDe este libro podéis leer en Internet (en inglés) el interesante artículo "¿Tienen política los artefactos?", que está en
http://www.courses.psu.edu/phil/phil403_pam208/winner/ Este artículo aparece citado en la bibliografía del artículo sobre la identidad en las comunidades virtuales que escribió Adolfo Estalella, y que nos recomendó leer Rubén. A ver lo que os parece. También podéis consultar la página web personal de Winner, que es
http://www.rpi.edu/~winner/, y en la que se incluye su propia blog.
¿Expertos? ¡No, gracias!Tengo una manía personal a los expertos que raya en lo patológico. Me preocupa el papel creciente de los expertos, en los que delegamos cada vez más tareas, y la importancia decisiva de las instituciones de regulación dentro de las que se organiza su poder de decisión. Los ciudadanos de a pie, en definitiva, hemos abdicado de nuestro poder de decisión en demasiados ámbitos, en los que antes podíamos decidir por nosotros mismos. Cuando alguien entra en un hospital para que le curen, deja de ser una persona libre capaz de elegir, y se convierte en un paciente, sujeto a las órdenes y prescripciones del médico que toma las decisiones por él, ya que para eso es un experto que ha estudiado x años tiene x títulos. El problema con esta parcelación de la sociedad en regímenes institucionales "carcelarios" es que se delega en los expertos la libertad de decisión del individuo (recordemos a Foucault). Y lo que a mí más me interesa es cómo esta articulación que es radicalmente política, se recubre de un discurso ideológico legitimador basado en el saber de la Verdad Más Verdadera (nuestra amiga la ciencia y su escudero tecnológico). Esto sí que me gusta para hacer una tesis. Acepto sugerencias.