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Cóctel de metáforas

César

He estado dándole algunas vueltas a un posible análisis metafórico del discurso con el que nos referimos a Internet y al mundo de la informática en general. Y estas son las ocurrencias que se me han venido a la cabeza. A ver qué os parece el asunto.

UNA APROXIMACIÓN AL ANÁLISIS METAFÓRICO DEL DISCURSO INFORMÁTICO

Gran parte de los términos que empleamos de forma habitual en nuestra vida cotidiana tienen origen metafórico, como queda magníficamente analizado por Lakoff y Johnson en su libro "Metáforas de la vida cotidiana". La importancia de las metáforas, más allá de su carácter anecdótico o curioso, está en el modo en que se relacionan unas con otras de forma coherente para dotar de un sentido muy específico a nuestro lenguaje. Las metáforas que fundamentan nuestra comprensión del mundo proyectan sobre él una determinada perspectiva interpretativa. De manera que nombrar las realidades es un primer e importantísimo paso en el proceso de su construcción.
El análisis metafórico del discurso puede aplicarse también de modo muy fructífero al estudio de artículos y textos científico-técnicos. En el presente texto pretendemos hacer una primera aproximación al estudio metafórico de los términos empleados en el mundo de la informática (con especial atención a las metáforas que describen o tienen relación con Internet). Cuando se difunde el uso de nuevas herramientas de la importancia de Internet, resulta de gran interés analizar el modo en que nos referimos a ellas.
Las metáforas que escogemos para describir estas nuevas tecnologías nos proporcionan valiosísimas pistas sobre la manera en que esas denominaciones reflejan una determinada concepción de sus posibilidades y del modo en que los usuarios las emplean, apropiándoselas y modificando sus usos sobre la marcha. Estas concepciones no siempre son coherentes y sistemáticas, sino que pueden presentar contradicciones y ambivalencias. Por otra parte, todos los términos están cargados de connotaciones y adherencias, que pueden darnos muchas orientaciones sobre las ideas que empleamos para describir estas nuevas realidades.

Primera aproximación: Internet es un territorio

Muchas de las metáforas con las que nos referimos a Internet están basadas en suponer que Internet es un territorio. La misma descripción de Internet como el "ciberespacio" presupone ya la existencia de un lugar, aunque lo concibamos como cibernético. En Internet lo que encontramos son "sitios" que podemos "visitar". De hecho, decimos que "accedemos" o "entramos" a Internet a través de un "portal". Las "direcciones" en Internet están estructuradas por medio de "dominios", lo cual nos remite a una nueva metáfora territorial.
La transferencia de datos en Internet, que es una de las actividades más importantes que se desarrollan en la red, nos proporciona un buen número de metáforas curiosas que conciben el ciberespacio como un lugar. Decimos que vamos a "bajarnos" una canción o una película de Internet, y que vamos a "subir" o "colgar" un texto que acabamos de redactar. Internet se concibe, por tanto, como un espacio que además está "ahí arriba", superpuesto al espacio de la realidad ordinaria, en un plano diferente al cual podemos "ascender" cuando queramos, para "descender" después al mundo real. Esta localización "en las alturas" resulta muy curiosa, y hace pensar casi inevitablemente en la metáfora del "cielo" como ámbito de lo espiritual, que está sobre nuestras cabezas, y de donde "descienden" los espíritus.
Pero el territorio Internet no sólo es un espacio que está "ahí arriba", sino que además es un lugar desconocido y desafiante. En ocasiones, Internet es explícitamente comparada con un océano. Para aventurarnos en Internet necesitamos un "navegador" o un "explorador", y la propia consulta de información "saltando" de un punto a otro se denomina "surfear" o "navegar". Los usuarios de Internet son los "internautas", y los diarios personales que éstos publican se denominan "bitácoras".
Además, Internet se concibe en ocasiones como un espacio que hay que conquistar y colonizar. Por eso se emplean las metáforas de la "frontera electrónica" que nos remiten a los pioneros que actúan como primeros pobladores de un ámbito nuevo y no exento de amenazas. El territorio Internet está lleno de "virus" (una interesante metáfora biológica, que nos daría mucho que pensar sobre cuál es el modelo subyacente con el que estamos comparando nuestras máquinas...). Y para movernos con seguridad en este espacio necesitamos prevenir las "infecciones" y utilizar "cortafuegos".
Y, por supuesto, Internet puede también interpretarse como un espacio en el que las personas se encuentran. Los "internautas" generan "comunidades virtuales" que pueden intercambiar opiniones e información en ciertos "lugares" (los "foros" o "grupos de discusión", los "Sistemas de Tablones de Anuncios" o BBS, los "Dominios multiusuario" o MUD...). Quienes emplean Internet pueden también "charlar" (empleando el "chat") en "salas" temáticas, que son lugares en los que encontrar amistades y compartir intereses comunes, de manera muy parecida a como en otros tiempos se podían encontrar en las plazas, en las calles y en las tabernas.

Segunda aproximación: Internet es una red

El mismo nombre de Internet incorpora (en inglés) la metáfora de la red para describir en qué consiste fisicamente. Y esta metáfora se aplica al menos en dos sentidos diferentes, puesto que se trata al mismo tiempo de una red de caminos y de una red de nodos interconectados.
La metáfora de la red como sistema de caminos (cuya analogía serían las carreteras de un país, o el sistema de venas y arterias de un animal) considera que Internet es un canal para el transporte de la información. Se trata de una visión dinámica de Internet, que presta atención sobre todo al "tráfico" de datos y al movimiento. Esta concepción aparece claramente cuando nos referimos a las "autopistas de la información", a los "flujos" de datos, a la "transferencia" de documentos, o a la "banda ancha" (que sería el análogo a un carril de circulación de gran tamaño). La información que "circula" busca su camino con la ayuda de "enrutadores". Entra y sale de las máquinas por los "puertos", y "vincula" unos sitios con otros por medio de "enlaces".
La metáfora de la red como una serie de nodos interconectados es más estática. Considera que Internet es una infraestructura física que une mediante diversas conexiones a millones de máquinas en todo el mundo. Desde luego, este es el sentido en el que nos referimos a la "web" (la "tela de araña" extendida por todo el mundo). Sobre esta infraestructura se levanta una arquitectura de funcionamiento que permece sólidamente anclada en las máquinas. Esta metáfora estructural o arquitectónica se aprecia cuando nos referimos a la "espina dorsal" de Internet (el "backbone", formado por los grandes y potentes ordenadores a los que suelen estar conectados los demás). Hablamos de "capas" en la configuración de los "protocolos" de Internet (las "layers", que nos remiten a una visión estructural más bien estática del funcionamiento de la red). Y nos referimos a las "plataformas" de acceso y al "soporte" de una determinada función.

Tercera aproximación: Internet es una biblioteca

La metáfora de la biblioteca resulta adecuada cuando nos referimos a las "páginas" que pueblan la web, a los "ficheros" y "archivos" que podemos encontrar en Internet o a las "consultas" que realizamos en línea. Se trata de una biblioteca transparente y ubicua, a la que todos podemos "acceder" y en la que todos pueden "publicar" contenidos. Algunas metáforas empleadas a menudo se refieren a Internet como "la nueva biblioteca de Alejandría", "el mayor almacén de información de la historia de la humanidad", "la más completa enciclopedia que haya existido jamás"...
Esta metáfora de Internet como biblioteca o como gigantesca base de datos hace imprescindible recurrir a los "buscadores" para orientarse entre tanta información. Se pueden también usar "filtros" para eliminar determinados contenidos que no interesan. Hay que tener en cuenta que las ingentes cantidades de información disponibles (que se miden en "bits"=trocitos, y en "bytes"=mordiscos) convierten la selección en un proceso esencial. Por eso los "usuarios" de Internet eligen los contenidos que les parecen más interesantes y los agregan a su cuenta de "favoritos" o "marcadores", que actúan como señales o registros para orientar futuras consultas en la red.

La ambivalencia de las analogías

Como hemos comprobado, el "territorio Internet" es descrito por medio de diversas metáforas estructurantes que parecen coexistir y superponerse unas a otras. Sin embargo, la convivencia de estas interpretaciones metafóricas no siempre es sencilla. En ocasiones, puede conducir a ambivalencias o a dualidades complejas, que también de este modo constituyen la realidad que están describiendo e inscriben en los términos que manejamos una tensión conceptual de gran interés.
Una primera dualidad se refiere a la naturaleza de las máquinas que usamos en informática. Éstas a veces son tratadas como una mera herramienta que simplifica el trabajo burocrático. De ahí las metáforas que pretenden establecer una analogía con una tradicional mesa de oficina ("ordenador", "escritorio", "archivos", "ficheros", "carpetas"). Pero otras veces, las metáforas son más complejas, y oscilan entre una visión mecánica de la máquina como un sistema determinista y una perspectiva biologicista que compara al ordenador con un ser vivo. Cuando hablamos, por ejemplo, de "arrancar" el aparato, o de "ejecutar" y hacer "correr" una aplicación, o cuando nos referimos al "código" de un programa, parece que lo que tenemos en mente es un modelo mecánico y normativo, en el que el aparato obedece ciega y linealmente nuestras instrucciones como lo haría una máquina de escribir cuando pulsamos una tecla. Pero otras veces hablamos de los "virus" que nos pueden "infectar", o nos referimos a la "memoria" que tiene nuestro aparato o al "lenguaje" de programación que estamos empleando. En estos casos, parece que la analogía nos remite más bien al modelo de un ser vivo. Y esta analogía se refuerza cuando empleamos programas en los que el ordenador nos "responde" e "inter-actúa" con nosotros.
Una segunda dualidad tiene que ver con las metáforas que describen Internet como una realidad estática y las que hacen más hincapié en una idea dinámica y basada en el movimiento. Como ya hemos comentado, Internet puede ser considerada como una arquitectura sólida y rígida, que da soporte a las aplicaciones existentes, o bien como una red de flujos en la que lo esencial es el movimiento de la información. Dependiendo del ámbito que queramos enfatizar, podemos emplear términos metafóricos que refuercen la primera visión o la segunda.
Una tercera dualidad sería la referida al uso individual o colectivo de Internet y de sus posibilidades. Los usos particulares de la red consistirían en "entrar", "acceder", "visitar", "bajar" archivos..., y tienen como fundamento metafórico la idea de que se puede transitar por un espacio en el que existe un catálogo de objetos interesantes a nuestra disposición, de manera muy similar a lo que sucede cuando entramos de forma individual en un supermercado. Por el contrario, los usos colectivos de la red se ponen de manifiesto cuando hablamos de los "foros", los "grupos de discusión", los "tablones de anuncios", las "comunidades" en red... Y tienen un paralelismo claro con la dinámica de los espacios públicos, como cuando conversamos con los demás en una plaza abierta a todos.
Y, por fin, existe una cuarta dualidad de gran interés, que tiene que ver con la definición de lo real y de lo virtual en todo este contexto. El mundo virtual es de las "simulaciones", los "entornos gráficos" y la "interactividad". En general, estamos aludiendo a la virtualidad cuando hablamos de lo que sucede "al otro lado de la pantalla", y muy especialmente en Internet. Y así podemos referirnos al "sexo virtual", a las "comunidades virtuales" e incluso a la "realidad virtual", que es una recreación del mundo que imita y reproduce aquello que estamos acostumbrados a ver en la realidad.
Pero, llegados a este punto, el problema fundamental estriba, precisamente, en definir qué es eso que llamamos la realidad. Porque la incorporación de Internet y de la informática en general a nuestras vidas hace que sus contenidos y sus mediaciones formen parte bien real del mundo en el que vivimos. Sin duda, uno de los efectos más interesantes de la técnica que usamos y de la que nos apropiamos consiste en obligarnos a redefinir los conceptos con los que construimos nuestra realidad. Y no cabe duda de que el modo en que nombramos a esta realidad (muchas veces de manera metafórica) influye decisivamente en nuestra percepción de la misma.

2 comentarios

Rafael Casado Ortiz -

Cesar, está genial tu "cóctel de metáforas"; me ha gustado mucho. Aunque quizás yo enfatizaría más "Internet como un espacio de comunicación que por primera vez en la historia de la humanidad permite conpartir información, trabajar, aprender y construir cononocmientos de forma colaborativa desde cualquier lugar y en culaquier momento. Ahora lo tienes al final dentro de la primera aproximación metafórica como territorio, y le dedicas sólo un poquito. Salu2 // rafa casado

Edgar -

César, me gustó mucho tu texto, creo que con un par de afinaciones (por ejemplo, creo que sería importante situar que casi todas estas metáforas son traducciones del inglés, lo que les da una ubicación importante). Creo que puede ser el principio de tu ponencia en Canarias ;)